martes, 25 de marzo de 2014

Sleepover




No sé si os he contado que yo, a parte de madre, esposa y trabajadora a jornada completa, también  soy P.A. -Personal Assistant-, o vamos Secretaria, como se ha venido llamando toda la vida, de los miembros de mi familia.

He de decir para ser justa que, desde que tenemos hijos en edad escolar, a mi querido E le tengo más abandonado. A parte de recordarle alguna fecha señalada, llamada de teléfono, organizarle la agenda del fin de semana, recordarle nombres de familiares lejanos y no tan lejanos de ambos bandos, comprarle los billetes de avión, reservar en restaurantes y hoteles, organizarle citas con sus médicos coordinándolo con su seguro, llevar y traer trajes y camisas de la tintorería y algún detalle más sin importancia -como anticiparle mi cumpleaños y la lista de deseos en conexión con el mismo-, se organiza muy bien solo. ;)

La verdad es que lo que me tiene todo el día con la blackberry en mano es la vida social de mi descendencia. Tengo almacenados más de 40 números y emails de otras mamás y nos escribimos con furor adolescente: Hay que organizar las actividades de los niños, que no se terminan con la coordinación de fiestas de cumpleaños, sino que se extienden a campamentos para las vacaciones invernales, pascuales y estivales, y sobre todo a los "playdates".

En este país uno no se encuentra después del colegio en el parque. Por razones climatológicas obvias, se organizan citas entre los niños, que se quedan a jugar y cenar en casa de sus amiguitos.

En lugar de ser algo relajado y esporádico, las agendas de los pequeños se colapsan con muchísima anticipación, y si preguntara hoy a alguna mamá, me daría fecha para mayo probablemente. Por otro lado hay que devolver las invitaciones, y esto es un curro full time, del que últimamente me estoy escaqueando (Juajuajua).

Para eso tuve yo dos hijos, para que se hagan compañía, pero cada vez hay más hijos únicos, cuyos padres resuelven inteligentemente su soledad, tomando prestados los niños de otros, y oportunamente devolviéndolos a sus nidos a la hora del baño y acostarse. Y digo inteligentemente, porque a mí también me dan ganas a veces de devolver a los míos...

Si tu hijo es sensato, se porta bien y recuerda sus modales, a medida que se hacen un poco mayores le pueden incluso ofrecer un “sleepover”. Te quedas a dormir, y estiras el ambiente festivo y la liberación de sentirte alejado del control paterno hasta después del desayuno del día siguiente.

Para ellos esto es el súmmum y tienen el tema idealizadísimo.

Los míos aun no se han ido a dormir a casa de nadie, pero la mamá de uno de los compañeros de G nos lo ofreció el otro día: Mi Rubia, que no quiere quedarse atrás jamás, mientras se desperezaba algunos días más tarde, me comentaba su primer pensamiento de la mañana:

-Mami yo quiero hacer un sleep over con Maya y con Victoria.

Para el que no lo sepa, nuestra benjamina, después de hacer su pipí hacia las 3 de la mañana suele venir a nuestra cama para hacernos compañía lo que queda de noche. El hábito ha sido aceptado con resignación paterna, que convierte en ironía cuando se nos une el otro polluelo y mami no pone orden. Entonces mi media naranja suele comentar que no sabe que hacemos pagando un alquiler de tres habitaciones en Londres, si con un estudio nos llega.

Pero volviendo a mi charla con B, le pregunté:

-Y que va a pasar cuando te despiertes por la noche, B, siempre vienes a mi cama.
-Mami, es que tú tienes que venir también!!!

No me quiero imaginar la cara de la mamá de Victoria si aparezco yo también con el pijama debajo del brazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario