Materno.
Te invade una satisfacción, una felicidad y una autocomplacencia que no te cabe en el cuerpo. Es por eso que hinchas tu pecho cual pavo real para hacer mas espacio, mas hueco para esa sensacion, que es inigualable. Una dosis de orgullo materno debe equivaler a una caja de Prozac, como mínimo.
Cada padre sabe que su hijo es especial y lo atesora, pero cuando el mundo te muestra que no es solo especial a tus ojos, si no que tiene maravillados a otros humanos no vinculados por afinidad, consanguinidad o parentesco, es decir, aparentemente objetivos, no puedes evitar sentirte orgullosa, orgullosisima, o como diríamos en Spain, tener el síndrome "madre de la Pantoja". La autosuficiencia te plantifica en la cara una sonrisilla imborrable y en tus adentros no paras de repetirte: Si ya sabia yo!!!
No os he contado que la clase de B tiene preparadas todas las mañanas dos mesas de manualidades y otras dos con otras actividades. Desde que empezó el curso, casi siempre, B corre a las mesas donde puede pintar, recortar y colorear y hay días que ya no me toca ni beso de despedida. Si tengo suerte, me saluda con la mano, y ya me puedo ir yendo que ella esta muy ocupada.
Hoy he estado hablando un ratito con Mrs Fletcher, su nueva profe, y después de comentar cosas típicas del curso, esto y lo otro, blah blah blah, me ha ensenado el ultimo dibujo de B. Lo tenia bien guardadito y me ha dicho que nos lo daría, pero que le quería hacer una foto, porque era impresionante. Y luego me ha mostrado alguna obra mas de nuestra artista que tiene colgada por la clase:
-Y fíjate en esas flores! - me decía cual guia de museo.
Y yo notaba que mi pecho se empezaba a hinchar e hinchar e hinchar y todo dentro se llenaba de luz, de alegría, de orgullo de comprobar que, como dice su madrina y copio textualmente su frase:
"Si es que en ese cascaron de travesura y genialidad tenia que tener también cabida el mimo y la sensibilidad"
En cuanto la tecnología me lo permita, os cuelgo el dibujo.
