martes, 12 de agosto de 2014

Va siendo hora de vacaciones!




Tuvimos un pequeño anticipo la semana pasada y a finales de esta por fin aterrizaremos en la costa malagueña!

Sol, sol, sol y mar.
Atardeceres increíbles.
Calorcito 24/24.
Aperitivos al borde del mar.
Cenitas en terrazas.
Siestas maratonianas, de esas que te levantas sin saber donde estas o qué momento del día es. De esas que requieren una coca-cola gigante, un café doble o/y media tableta de chocolate pare recuperarse.
Flanes de arena.
Saltar olas, chillando de la emoción.
Niños saliendo por la puerta de casa, descalzos, sin camiseta, camino a la piscina.
Vistas a África. Tan cerca, tan lejos.

Me voy a dedicar a leer y disfrutar. No sé si se me ocurrirá escribir o no. Últimamente no siento mucho la necesidad… así que de blog también voy a darme vacaciones.

Nos vemos en Septiembre!!


miércoles, 6 de agosto de 2014

Sentirse turista en tu ciudad


4 de agosto, Madrid.

Hace diez años me fui, y cuando vuelvo, de un lado tengo sensación de reencuentro, y por otro, sin embargo, de descubrimiento. Las dos hemos cambiado.

Es agradable rodearte de nuevo con algo conocido y, al tiempo, contemplar la ciudad con ojos que se entretienen advirtiendo las novedades del presente frente a los recuerdos del pasado. Es como jugar al juego de las 7 diferencias, pero esta vez es muy fácil, los cambios resaltan con afán protagonista frente a las imágenes que tienes guardadas en tu memoria.

Aunque ya me he familiarizado con el nuevo skyline que rasga el cielo, perfilándolo con las  torres de la Paz, cada vez que las veo me doy cuenta que no consigo acostumbrarme a ellas, y que las miro como si no fueran del todo de verdad.

Pero no sólo los cambios grandes me producen impacto, y eso que los recién estrenados Montecarmelo, Las Tablas y San Chinarro presentan ahora nuevos escenarios a los ciudadanos del norte, ofreciendo sus bares y restaurantes como alternativas para salidas con amigos, que antes, de alguna manera, se producían siempre de Plaza Castilla hacia dentro.

En realidad, lo que me gusta es ir descubriendo un edificio diferente, una tienda nueva... A veces creo que voy a tiro hecho, y me doy de bruces con el cambio: lo que yo buscaba, ya no está. Otras, sin embargo lo voy persiguiendo yo, para comprobar con satisfacción que pequeños negocios sobreviven a los años y la crisis, y se mantienen tal y como los dejé, preservados a través de las décadas, o bien advirtiendo novedades que escrutino con curiosidad.

Otro aspecto de mi turismo por la ciudad es reconocer edificios emblemáticos, imponentes y con carácter, de esos que definen Madrid per se y observarlos con determinación, concentrada, para volver a imprimirlos en mi retina y asegurarme que seré capaz de recordar su belleza más adelante.

Y así miras como el turista, buscando belleza y apreciándola, disfrutándola, saboreándola y guardándola con cariño en el apartado de recuerdos y no en el de cotidianidad.