jueves, 6 de marzo de 2014

DIY



Viva mi colegio, y su educación conservadora, que me ha preparado para la vida moderna.

Vida, que no tiene ya mucho que ver con la que tocaba el siglo pasado (o sea, el XX), pero que tiene muchas similitudes, admitámoslo, si además de mujer trabajadora, eres esposa y madre "en funciones". Es decir, con hijos poco autosuficientes. Al marido lo dejamos tranquilo, aunque el chiste sea fácil, que no es cuestión de llevarnos mal.

Gracias a Pretecnología y la profe que la impartía -creo que se llamaba Ana-
sé coser desde los doce añitos.

Gracias a Diseño, y el buen hacer de "la Vene" (este sí lo recuerdo, que para eso era un mote) aprendí los rudimentos del pinta y colorea. Inciso: A la Vene la llamábamos así porque se apellidaba Venegas, que en mi colegio teníamos una imaginación desbordante. Y mucha chispa. Fin del inciso.

Gracias a la habilidad que ambas supieron trasmitir, aquí ando yo (sin miedo) convirtiendo una camiseta, unos leotardos, un trozo de lazo y un poco de cartón en un disfraz medio decente de ratón para la Rubia.

Con el colegio pasa como con tu madre, por muchas peleas que hayas tenido en tu adolescencia, no puedes evitar claudicar dar la razón a posteriori en algunas cosas. Algunas, insisto.

Y es que, cuando una asume el rol materno en su versión mas complaciente, se ahorra unas cuantas peleas con su media naranja. Por ejemplo: ni se te ocurra pretender que el padre de las criaturas se ponga a confeccionar el disfraz contigo a pachas.

-No es tu hijo? No trabajamos los dos? Pues ala, levanta del sillón y cósele las orejitas a la cinta...

No-no-no, eso acaba mal fijo.

Tienes que admitir que a ti el rollo del DIY -do it yourself-, te pone. Que viene como extra habitual en el genoma del X. No digo de serie, que ya se yo que no, que hay muchas que cuando se acerca la función de Navidad les entran palpitaciones, sudores fríos y sufren terrores nocturnos.

Pero a tí te mata de ilusión hacerle un disfraz a tu niño y luego colgar el resultado en tu facebook y fardar sin límites.

Y tu querido esposo, el del sillón, ya lo hubiera solucionado sin necesidad de robarle horas al sueño, gastándose 50 euracos (o pounds, en el caso que nos ocupa) en la tienda, o en la modista o donde haga menester.

Así que no es el momento de pretender que tu hobby sea compartido, alegando reparto de responsabilidades. Que eso es un tema muy serio, y no conviene comenzar batallas que están perdidas de antemano.

Reserva tu munición. ;)

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