martes, 11 de marzo de 2014

Marie Curie



Volvemos a llenar nuestras solapas de color en Londres.

En marzo son daffodills (narcisos), crecen a miles en nuestros jardines y ahora inundan de amarillo nuestras solapas.

Así la ciudad entera va recaudando fondos para ayudar a una ONG cuyo cometido es financiar enfermeras para el cuidado de enfermos terminales. Es una realidad que afortunadamente no me toca afrontar personalmente, pero que esta ahí y conviene recordar.

Londres se vuelca y, al tiempo que te hace sentir que haces lo correcto, te da la sensación de pertenencia al grupo, una comunidad momentáneamente altruista, teñida de amarillo y consciente de lo que ocurre al otro lado de la puerta del hospital y de tantos hogares.

A mi hijo no se le escapa el aspecto estético del asunto y, por supuesto, quiere lucir flor en su solapa.

-Me parece muy bien G. Mañana cogemos un pound de tu hucha y se lo damos a los chicos.
-Pero mami, necesito el dinero para un Ipad para papa.

Parece que, o nos hemos olvidado del Ferrari, o vamos siendo más realistas.

-Cielo, esos niños recolectan dinero para ayudar a personas que están tan enfermas que se van a morir.
- Pero...
- A ver, que crees que es más importante un Ipad nuevo o ayudar a los que están malitos.
Cabizbajo y con hilillo de voz:
-Ayudar a los que están malitos.

Poco a poco.



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