lunes, 24 de marzo de 2014

Consultorio del Doctor Freud




Domingo. 6:30 de la mañana. G irrumpe en nuestra habitación y, emocionadísimo, comenta:

-Mami, sabes que he soñado? Y prosigue:
-Papá me "dejaba tener" un helado GIGANTE!!
-Y sabes lo que costaba?: UN POUND!!!
-Y toda la familia tenía uno: Daddy, B, tu y yo!!!

Si nuestro querido vecino Sigmund -pasamos por delante de su casa todos los días de camino al colegio- aun estuviera entre nosotros, es muy probable que tuviera a bien comentar lo siguiente:

Vuestro hijo, no se puede decir que encuentre la felicidad en las cosas "pequeñas", pero al menos sí en las baratas.

Ahh, eso y que, por muy grande que sea su helado, a G no le gusta compartirlo.

Y así ha acabado mi encuentro con Morfeo: en domingo, a las 6 y 30 de la mañana, y despidiéndome de mi propia creación que tampoco estaba mal:

Ayer, mientras comenzaba a releer uno de mis libros favoritos, mi marido seleccionó otra peli infumable del Itunes. -Hunger Games- Planteada la trama, decidí dejarle viéndola solo, ignorar mi libro y echarme a dormir.Y aquí tenéis mi particular final de la película. Todo producto de mi actividad onírica.

De entrada le cambié el titulo, la bauticé: Camden Town. Y proseguí exactamente donde la había dejado: Básicamente las personas seleccionadas no tenían que combatir hasta matarse, sino que, finalizada la pelea los participantes tenían derecho a acomodarse en un nuevo barrio de las afueras de la capital, llamado Camden Town, aunque se parecía estéticamente más a Barbican.

Ninguno volvía al pueblo, o Distrito como le llamaban en la película, y se quedaban para siempre disfrutando de las comodidades de su nuevo emplazamiento. The end.

Todavía soñando he pensado que todo esto explicaba porque Camden está lleno de súper héroes tipo Marvel, todos ex combatientes de los Hunger Games.

???

Creo que nuestro querido Freud lo tendría un poco más difícil conmigo...


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