Ayer cortamos el pelo a G.
Normalmente, G lleva el pelo tirando a largo. Va poco a la peluquería, aunque se suele portar de cine. Pero a mi me gusta acompanarlo y no me decido a pedir cita hasta que ya no queda otra: el flequillo se le mete en los ojos y las patillas le tapan las orejas.
Esta vez le han metido un buen tajo. A mi me ha costado un poco acostumbrarme, porque parece otro niño, y para autoconvencerme, no he parado de repetirle al pobre lo guapo que estaba y lo mayor que parecía. El se ha quedado bastante satisfecho y solo le preocupaba una cosa:
- Mami, mañana lo seguiré teniendo corto?
- Si, claro.
- Y entonces, no me habrá crecido para cuando se lo ensene a papa?
- No. - Y la semana que viene, ya me habrá crecido?
No G, hijo, tranquilo, que vas a poder lucir look nuevo una temporadita...
No hay comentarios:
Publicar un comentario