lunes, 27 de enero de 2014

Vet B




Que a B le trastornan los perritos no es nada nuevo, ya conocemos su debilidad y vamos pasando por las distintas fases. Hubo una época que se paraba en mitad de la calle para abalanzarse a acariciar cada uno que se iba cruzando. Tuvimos que explicarle que debía pedir permiso al dueño y durante un tiempo funciono. Hasta que un día, la nanny me dijo:

-Tienes que hablar con tu hija, se acerca a acariciar a cada perro que encuentra.
-Le he dicho que debe pedir permiso!
-Ya, pero hay veces que se acerca a unos perros y unos dueños, que me dan miedo hasta a mi!!

Poco a poco, le fuimos influenciando para que fuera dejando tranquilos a perros y amos, no fuera que acabáramos con la paciencia y los nervios de la que fue su nanny.

Ahora estamos en la siguiente fase, de mayor quiere ser "doctor vet" y así nos lo conto a su padre y a mí:

-B, que quieres ser de mayor?
-Doctor Vet!
-Eso está muy bien, en esta ciudad ganan mucha pasta!

Mirada fulminante de mi marido, que me hace darme cuenta de lo inapropiado de mi comentario. Prosigue E:

-Y a que animales vas a curar, cariño?
-A los "peritos"
-Y a quien más?
-A los leones!

Claro, no podían ser gatos, tortugas y hámsters. B tiene altas aspiraciones y poco desarrollado el instinto de supervivencia, sentido común o miedo- llámalo como quieras-. La mezcla, desde luego, resulta explosiva.

O igual es que su instinto de protección supera al de supervivencia, que hay que echarle huevos para querer curar a un león! Pero es que, en realidad la niña siente compasión por todo el reino animal, sin excluir a nadie.

Ayer había una araña gordísima en su cuarto de jugar y se la ensene. Como no me hace gracia la idea de tenerla circulando por la casa a su libre albedrio, armada con una escoba le dije a mi hija.

-Ven B, vamos a cargárnosla!
-Y no le podríamos dar de comer?

...


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