lunes, 11 de noviembre de 2013

Museo

El viernes pasado algunas mamas echamos una mano a las profes con la excursión del trimestre. Íbamos al Science Museum.

Que acepte el reto en un momento de debilidad, lo reconozco. Que la motivacion no era puramente altruista, también. Se trataba mas bien de ver como es G con sus companeros, conocer un poquito mas a las profes de este curso y ver en general que ambiente se respira en la clase. Cosas de madres.

Pero reconozco que lo pase bien, sobre todo durante la peli 3D, en que los pequeños (5 años) estiraban sus bracitos para intentar atrapar las imagenes que parecían flotar por la sala.

Nada mas llegar al cole y mientras nos organizaban a los ninos, tuvimos un ratito para hablar entre las madres. No pudimos evitar comentar el ultimo email de la jefa de ciclo, en que nos explicaba que era posible que un chico de la clase tuviera lombrices. Genial. Aunque intentaba no alarmarnos, nos advirtió que era altamente contagioso, nos dio un montón de detalles sumamente escatológicos sobre su sintomatologia y nos recordó que era clave ser rigurosos con la limpieza de manos para conseguir erradicarlas. Lovely email.

Los síntomas no ayudaban mucho, solo dos, y perdonarme ser tan explicita, dormir mal y prurito donde la espalda pierde su casto nombre. Perfecto! -pensé. Dormir mal ultimamente es habitual en casa. Tendré que centrarme en el segundo síntoma:

-G, te pica el culo??
-???

Y supongo que pensaría que su madre estaba sumamente trastonada cuando le repetí la pregunta unas cuantas veces antes de acostarlo.

Pero volviendo al museo, las madres decidimos hacer un ejercicio colectivo de sensatez, y no darle mayor importancia al presunto caso de lombrices, que para eso era presunto.

Los niños se portaban fenomenal, obedecían, escuchaban, y todo iba de perlas, cuando uno se puso a llorar... Era del grupo de Chris (una mama), así que Birgit (otra mama), en tono irónico le pregunto:

- Chris, darling, se puede saber que le has hecho al niño?

Chris, se agacho y le pregunto a su infante cual era el problema. Con cara de terror, se volvió a las mamas y nos dijo:

-Dice que le escuece el..... y girando su cuello, señalaba con la mirada su trasero. 

Psicosis, y por supuesto risas nerviosas por parte de las mamas, que buscábamos obsesionadas el gel antibacteriano en nuestro bolso. SShit! a todas se nos había olvidado!

A parte del llanto intermitente del mencionado escolar, de la compulsibidad de las madres lavando manos en el cuarto de baño, y demás detalles en esa linea, el día fue un éxito y acabe rendida, pero satisfecha.

Afortunadamente, de momento en casa nadie se ha quejado de picores, bueno, excepto E, puntualmente tras contarle la historia, pero en su caso sabemos que es hipocondria, no lombrices.

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