martes, 12 de noviembre de 2013

Filosofia aplicada. Super-mamás I


Aquí en Londres he encontrado varias super-mamás. Algunas son buenas amigas y otras sólo conocidas. Todas ellas excepcionales y una gran fuente de inspiración personal.

En el plano educacional, la italiana se lleva la palma. Es doctora en Filosofía, y desde luego que le da al coco. Todo te lo razona y notas que hay muchos aspectos del día a día que tú das por hecho y ella los tiene analizados. Eso no puede ser sino bueno.

Me encanta como enfoca la educación de sus hijos y el entendimiento de cada una de las etapas de su niñez. En la teoría, fantástica y, extraordinariamente, en la práctica también lo es.

Entre otras tantas cosas, resaltaria que jamás les ha dicho una mentira (creo que con la única excepción de Santa Claus y la Tooth Fairy). Eso en realidad no es tan fácil. Requiere paciencia, tiempo, y un ejercicio intelectual bastante grande para explicar a los niños las cosas y, sobre todo, los "Noes".

Hay muchos adultos que los "noes" se los despachan, con un "luego" o "mañana" sabiendo que es mentira. Más tarde los chicos se acuerdan y la decepción es enorme. Porque son pequeños, no idiotas y a la vez sensibles y vulnerables. A la corta, te puede resolver un conflicto con bastante celeridad, pero a la larga te crea otro peor.

Las falsas amenazas son otro tipo de mentira que insulta su inteligencia, no sirve de nada y solo genera desobediencia. Si no cumples los castigos, sólo es cuestión de tiempo que los niños te van a tomar el pelo y continuaran haciendo lo que les da la gana, en lugar de lo que deben. Mucho mejor explicarles porqué deben hacer lo que les has pedido. Ocurre igual con los falsos premios. Y además corres el riesgo de que te señalen como mentiros@ para el resto de tus días.

Porque si no les castigas como habías advertido, bueno, peor para ti, pero si no les das un premio que se han ganado, se van a enfadar, y tomaran nota (Tú harías lo mismo y si no echa un vistazo a una oficina el dia del bonus!).

Si el premio es desorbitado y les has prometido llevarles a Disneyland Paris a condicion de que se acaben la verdura, tu problema. Que a veces los adultos, somos estúpidos. No os enfadéis, ya sé que hay mil atenuantes, y la desesperación es uno de ellos, pero... que capacidad de negociación, oye... Si se entera tu jef@, te pone en la calle.

Por último, los agotadores porqués. Cuando se refieren a preguntas existenciales, me dejan sin palabras. A veces los pequeños las hacen demasiado pronto. Por ejemplo a los tres años les obsesiona la idea de la muerte y, que les cuentas? Reconozco que yo no estoy preparada para responderles lo que considero verdad y voy tirando de las respuestas que ofrece la fe cristiana, que respeto, como cualquier otra, pero que al final, es la que mejor conozco. 

En breve os iré contando cosas de las otras súper-mamás.

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