lunes, 14 de octubre de 2013

Risoterapia

El otro día comentaba que una dosis de orgullo materno era equivalente a una caja de Prozac. Y ciertamente lo creo, pero hay algo aun mas eficaz: echarte risas: Acabar a carcajada limpia, agarrándote la barriga y llorando a lágrima viva...

Desgraciadamente a medida que vas cumpliendo años cada vez hay menos momentos de esos. En la infancia suele haber muchos: Solo hace falta un poco de predisposición y en cuanto esta "on" el modo gamberro, todo resulta divertidisimo. Además, si hace mucho desde la ultima tanda, siempre queda el recurso de las cosquillas y así mantener el buen humor a los niveles adecuados.

La edad del pavo, sobre todo en las mujeres, vuelve a ser otro momento donde las tonterías te hacen saltar las lágrimas y te hartas a reir y llorar con hipido incluido.

Después, poco a poco, las emociones y las risas van decreciendo hasta convertirse en algo mas esporádico. Y es una pena, porque reírse tiene un efecto relajante y libera tensiones como nada.

El pasado fin de semana M, una vez mas, lo consiguió. Si aun pienso en el momento, no puedo evitar una sonrisa. Creo que ella es quien tiene mas sentido del humor entre mis amigas, que, aunque optimistas, no tienen su gracia. Entre ella y E, que también tiene sus ocurrencias, mantienen mis endorfinas a niveles aceptables.

En el trabajo también es sano y necesario, aunque no siempre fácil. Ultimamente cuando la cosa esta muy tensa, mi jefe y yo intentamos relativizar un poco, echándole sentido del humor a la situación y eso no tiene precio.

Esta entrada la escribo para recordarme que la vida no es tan seria y que tengo que reirme mas. Que me sienta de miedo!

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