lunes, 7 de octubre de 2013

Lunes

Los lunes nunca han sido un día fácil. Recomenzar la rutina semanal es duro después de haberla ignorado durante dos fantásticos días.

Jamas he sido buena madrugando y eso ya es un punto de desventaja para empezar frente los que si lo son. Ahora además tengo que añadir que G odia los Mondays. No falla, cada mañana me pregunta si hay que ir al cole, y los lunes, la respuesta le sienta fatal. De repente, tiene frío y no quiere salir de la cama, pasa de vestirse, hay que pelearse para que se lave los dientes, se niega a salir por la puerta de casa, le cuesta caminar al colegio, y me repite que esta MUY CANSADO....

Yo me empiezo a desesperar, a perder la paciencia y a ponerme nerviosisima, ante semejante numerito matinal que retrasa aun mas nuestra llegada al colegio y a la oficina. Hasta que finalmente algo hace click en mi interior y ese click no es nada bueno. Significa que me he saturado de desesperacion, nervios y desasosiego. Los segundos que siguen a ese click, es como si actuara en automático y todo ese mogollon de malas energias tuvieran que salir por algún lado... y salen, descontroladas. Hay días que son gritos, otros que toca pescozon, otros que toca todo junto y algún otro que después de todo eso, me echaría a llorar.

Pero no, el que llora es G, que tras poner a prueba a su madre, se hace la víctima, porque no debería haberle gritado o dado un cachete, y tiene su parte de razón. Aunque no toda.

Y aquí estoy yo, intentanto reflexionar y luchar contra ese click, alienador de madres, y no se si lo mejor es madrugar mas para que no haya prisas y no añadir al cóctel molotov un elemento potenciador e innecesario. O si tendria que entregarme a la respiracion o meditacion diaria, para conseguir pararme y evitar que llegue el momento cumbre de fuerza centrifuga interior, o al menos sea capaz de poner lo que es importante en el lado que corresponde de la balanza y redirigir la situación como buenamente pueda.

Entre tanto, G esta castigado sin postre hasta la mayoría de edad y yo sintiéndome fatal, porque una persona adulta y tranquila como yo, no debería ser una mujer al borde del ataque de nervios por una chorrada.

La próxima entrega os hablare del multitasking femenino que igualmente me esta volviendo tarumba.

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