jueves, 15 de mayo de 2014

El efecto placebo de las tiritas

Hay veces que tienes las cosas delante de tus ojos y no ves su potencial.

A la Rubia le vuelven loca las tiritas. Vamos que una caja le dura un par de minutos. Se las coloca en rasguños casi imperceptibles, y a la que te descuidas confunde una pequeña peca con una herida, y también las cubre con tiritas.

Nunca pensé que creía su poder curativo, sino más bien que las usaba a efectos decorativos, como pegatinas, visto que son ahora tan monas.

Esta mañana, sin embargo cuando le iba contando que, aunque ya no necesito llevar escayola, me sigue doliendo la mano, y hay que tener cuidado, me ha dicho muy convencida que lo que tenía que hacer es ponerme una tirita.

Obviamente mi mano ya no presenta ni moratones, ni roces, ni nada, pero aun asi para mi hija es basica y me hara sentir mejor. Señores, me he dado cuenta que con las tiritas tengo un filón. No va ver quien me pare: para el dolor de cabeza, de barriga, de lo que sea.

Voy a terminar como mi amiga la americana, que cada vez que su hijo le exagera su malestar, le pone fino de TicTacs y se lo soluciona al instante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario