Hay veces que tienes las cosas delante de tus ojos y no ves su potencial.
A la Rubia le vuelven loca las tiritas. Vamos que una caja le dura un par de minutos. Se las coloca en rasguños casi imperceptibles, y a la que te descuidas confunde una pequeña peca con una herida, y también las cubre con tiritas.
Nunca pensé que creía su poder curativo, sino más bien que las usaba a efectos decorativos, como pegatinas, visto que son ahora tan monas.
Esta mañana, sin embargo cuando le iba contando que, aunque ya no necesito llevar escayola, me sigue doliendo la mano, y hay que tener cuidado, me ha dicho muy convencida que lo que tenía que hacer es ponerme una tirita.
Voy a terminar como mi amiga la americana, que cada vez que su hijo le exagera su malestar, le pone fino de TicTacs y se lo soluciona al instante.
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