lunes, 12 de mayo de 2014

Ailofyu

Otra de las cosas que hemos retomado tras las vacaciones es el paseo hasta el cole. Lo estoy disfrutando un montón y eso que es cuesta arriba! Cuando llueve o vamos con prisas se nos complica un poco, pero a pesar de todo, nos gusta mucho.

Ellos suelen ir en patín y yo andando. G normalmente va a adelantado y B a mi lado, agarrando el manillar con la mano derecha, y la izquierda la tiene siempre cogiendo la mía, en parte por el mimito, en parte para que vaya tirando de ella.

Muchos días les voy contando un cuento o vamos cantando, -sí, somos un número, pero a esa hora casi no hay vecinos por la calle. Otras veces aprovecho para explicarles lo que sea o aleccionarles -ya en frío y con perspectiva- sobre algo que no han hecho bien en otro momento. También hay momentos que caminamos juntos sin decirnos nada, cada uno en su mundo. O aprovechamos para practicar sumas y restas o el dichoso Spelling. Y en muchas ocasiones les voy metiendo prisa. Incluso puede ocurrir que consigamos hacer todo lo anterior en los 25 minutos que nos lleva caminar una milla cuesta arriba.

Nos despedimos con besos y abrazos, "que tengas un buen día" cruzados, y también con muchos "ailofyu", que en inglés, es como si tuviera menos rotundidad que en español y se abusa mucho de él.

Hace dos semanas G entraba al mismo tiempo que una fila de niños mayores. Mi hijo les llegaba poco más que por la cintura y, por tanto quedaba fuera de su campo de visión. Cuando ya me alejaba de la puerta del cole, escuché que mi primogénito me mandaba besos y con un hilillo de voz un "I love you".

Me giré, le miré y le chillé desde lejos: -I love you!!!

En ese momento pasaba por su lado uno de los mayores -unos 12 años-, que sin ver a G, con una gran sonrisa, miraba a un lado y a otro y, sin localizar al objetivo de aquellas palabras, me preguntaba de vuelta con ilusión y desconcierto:

-A mí!?! A mí?!?

En ese momento, se percató de la presencia de mi pequeño y de vuelta le chillé:

- No, a ti no!! A él!!- decía señalando a G, que estaba muerto de risa.

Así nos despedimos. Y yo feliz de verlos entrar a ambos en el cole con una sonrisa en la cara, tan contentos.

Como se descuiden los padres de ese niño, lo adopto!

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