jueves, 22 de mayo de 2014

Educar en casa

El otro día, le escribía a mi madre sobre un tema bastante metafísico: Y le decía que, que una vida sea más fácil que otra, partiendo condiciones equiparables de recursos y salud, depende de tu optimismo.

Si eres optimista, salvo errores garrafales injustificables -que no hay tantos- miraras para atrás y veras decisiones acertadas y pocos obstáculos en el camino, que sencillamente estaban ahí, como en el de todo el mundo, pero no han sido definitivos o negativos. Incluso diría que los obstáculos en manos del optimista, solo están para mejorar, y te llevan más lejos. Aunque sólo en la dirección que tú intrínsecamente quieres tomar.

Y luego me he quedado reflexionando sobre esta última frase y creo que habría que añadir para ser justos del todo, la importancia de que te eduquen desde niño a afrontar tus propios retos, y experimentar victorias y derrotas, y vinculadas con estas últimas, nuevas conquistas. 

Porque conviene enseñar que los obstáculos se pueden sortear y, experimentar que haber conseguido lo que es difícil nos llena de verdadera satisfacción y nos hace fuertes frente a nuevos retos. Negarles eso, y terminar resolviéndoles las cosas tú, es negarles la satisfacción de la autosuficiencia y algo aun peor:

-Qué pasa cuando no lo consiguen? Que tienen que aprender a manejar su frustración. Y eso es otra de las claves del éxito. De cualquier tipo de éxito.

No se debe llegar a adulto sin saber asumir la frustración. Porque entonces será mucho mas desesperante y mucho mas difícil mantenerse pacientes y confiados, y por el contrario, nos generara impotencia. Y se nos caerá el pelo, jajaja.

La frustración del niño es mucho más manejable. En muchos casos se arregla con un:

-Nice try! Well done! Very good effort! – Que en español, seria mas algo así como animarle mientras intenta atarse los zapatos con: - Vaya, que difícil es esto! Muy bien! Casi lo tienes! Yo creo que puedes conseguirlo!

Y el día que finalmente consiga su victoria tendrá un sabor inigualable. 

Porque la otra lección que conviene enseñar, y va de la mano de esta, es que las cosas, no siempre salen cuando queremos, llevan su tiempo -SU tiempo-, y mientras tanto hay que pelearlas. 

Desde luego que la práctica de todo esto es complicada, entre las prisas, la protección que les queremos dar, la falta de paciencia, y las aspiraciones que tenemos para ellos, no hay un día en que no les resolvamos la papeleta. Pero conviene pararse a pensar frecuentemente que es lo que pueden hacer y deben hacer ellos solos, y donde estamos interfiriendo injustificadamente. Porque con un nino los retos casi cada dia van cambiando.

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