Atrás quedaron los días de paz y armonía en G-land. Los tiempos andan revueltos y G-land no se libra. En las últimas semanas ya me han reportado dos conspiraciones… menos mal que Súper-G anda por ahí para poner orden.
La primera hará unos días. Por lo visto los malos tenían un plan para matar al bueno, curiosamente llamado “God”, pero mi hijo le iba a salvar. Hasta ahí muy bien.
Eso sí, desarrollando la trama, se ha liado un poco, contándonos que es que los malos tenían más poderes que God y que, sin embargo, él podía con los malos. Si lo oye un fundamentalista, nos lo tiran a la hoguera.
Yo le intente explicar como deberían ser las cosas, y me lo dejo muy claro, en G-land las cosas pasan como a él le da la gana. Excusas de insistir.
La última conspiración, fresquita de esta mañana, también tiene tintes religiosos. Hay que ver cuánto nos está influenciando la literatura contemporánea.
Os trascribo literal conversación a tres con B.
-Mami, sabes que los malos de G-land quieren destruir dos cruces?
-Dos cruces cómo?
-Son como dos lápices mágicos colocados así- me responde cruzando sus índices. (Respiro aliviada, con la rachita que llevamos, podría haber sido peor)
-Y si lo consiguen: Mala suerte! –exclama resignado. Se destruirá el mundo y todo se llenara de lava y fuego.
-Carai, eso sí que es mala suerte!
Interrumpe B,
-G, G-land sólo existe aquí- dice señalándose la sien.
-No, en realidad esta ahí arriba. En el espacio- añade.
-No, no esta ahí arriba, no existe!
G no cede. Le comento:
-Si quieres que exista G-land, sabes lo que tienes que hacer?
-Sí, mami, escribir un libro.
Ya está, ha nacido un nuevo Dan Brown!
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