jueves, 5 de diciembre de 2013

Brave

Erase una vez una niña muy valiente…

Era el primer día de diciembre y la princesa se levanto pidiendo hielito para su dolor de cabeza. Su mama pensó que era mejor darle una pócima especial que normalmente curaba casi todos los dolores. Era rosa y sabia a fresa.

Nuestra princesa se paso todo el día durmiendo y pidiendo hielito. Hasta que su mama decidió llevarla a un sitio muy especial. Allí iban todos los que se ponían malitos y los recibían montones de señoras y señores en pijama. Eran muy simpáticos y solo pretendían que se encontraran mejor.


Empezaron a pasar montones de cosas mágicas y divertidas. Primero vino el chico del pijama verde a hacer muchas preguntas y a mirar a la princesa con una lucecita por todos lados. Por las orejas, en sus ojitos, en su boca...

Luego la chica del pijama azul nos trajo una botella de agua, que se bebía por el brazo y nos llenaron la barriga de pegatinas. Teníamos una lucecita roja que si te la ponías en el dedo te cronometraba el corazón!

En realidad la princesa no estaba muy interesada en estas cosas, ella dormía y dormía y dormía. Estaba de mal humor y solo decía: NO! en todas su variantes, incluyendo:

-I want to go homy!= Quiero ir a casita!
-I cant sleep with all these things!= Todos estos cables no me dejan dormir!
-I hate doctors!= No me gustan nada los medicos!

E inmediatamente se volvía a quedar dormida.


Cuando venían a mirarle los ojos, los cerraba fuerte fuerte, para que todo el mundo se enterara de lo cabezota que era.

Lo único que le hacia sonreir un poquito era ver como su mama hacia hablar a la papelera blanca y a la naranja, pisando el pedal que tenían en la base. A lo largo de su estancia, si veía algún cubo en algún rincón, se quería acercar para hablar.

Cuando se despertó un poquito vino una señora en pijama con dibujitos y, dándole a un botón, transformo su cama en un coche, para poder ir a dar un paseo.

Era un sitio muy chulo, tenia ascensores taaan grandes que cabían las camas dentro y las paredes tenían fotos de castillos de arena gigantes. Pero la princesa estaba un poco adormilada, y no se daba mucha cuenta.

Su mama le explico que les habían invitado a hacer un sleep over, o fiesta de pijamas, y que se quedarían a dormir allí.

-Y papa y G?
-Es una fiesta solo para chicas. Podremos dormir juntas y te daré la mano.

B escuchaba con atención, pero al mismo tiempo no estaba muy convencida.

Pasaron una noche de pocas juergas, donde la princesa insistía en irse, demostraba lo testaruda que podía llegar a ser, cerrando su boca con fuerza y negándose a tomar lo que le traían los de los pijamas y volviendo loca a su mama que intentaba que el tubito del brazo se mantuviera en su sitio.

La mañana siguiente, se despertó mucho más contenta y su humor aun mejoro mas al descubrir que su cama tenía unos botones para levantar el respaldo, los pies y subirse y bajar de altura. Jugó un buen rato con ella y luego dijo:


-Mami, yo quiero una de estas para casa!

Más tarde, vio un ratito la tele que colgaba del techo, y jugó con el teléfono que tenía incorporado. Luego una chica muy simpática le trajo unos dibujos para colorear.

Cuando vinieron a verla los de los pijamas, y por fin le dijeron que se podía ir a casa, la princesa dijo:

-I want to stay here! (Me quiero quedar!!)

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