miércoles, 23 de julio de 2014

Escocia


Verde, verde, verde y azul.

Agua en cada rincón: lagos, rías, mar, arroyos, saltos de agua, ciénagas, cascadas, y restos de nieve en lo alto de las montanas.

Aire puro y brisa fresca.

Faldas al viento, gaitas, tweed y boinas de cuadros.

Vitrinas cuajadas de botellas de whisky, destilerías salpicando el paisaje e invitándote a conocer un poco de su magia.

Castillos en ruinas coronando rincones increíbles.

Banderas ondeando orgullosas y reclamando una identidad.

Montanas, colinas, rocas, acantilados.

Verticalidad confrontada con aguas calmas, planas, quietas.

Horizontes complejos, superpuestos.

Helechos, musgos, hortensias, campanillas, nenúfares y por supuesto, cardos.

Rudos puentes de piedra.

Galletas de mantequilla con tu té de media tarde.

Y para nosotros, sol, sol y sol, que daba intensidad a los colores y hacia brillar a Escocia como una esmeralda.

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