jueves, 6 de noviembre de 2014

Horneando

En realidad “baking”, que es el termino en ingles, y creo que el contexto incluye la preparación.

B y yo tenemos aficiones comunes, una son las manualidades y la otra, la cocina. En la cocina le gusta hacer de todo, desde una bolognesa hasta un rebozado. Pero, por supuesto, si preparamos postres, mejor que mejor. Así ella puede meter el dedo en la masa y chupar cucharas a la que me descuido. Este fin de semana me ha ayudado con las albóndigas, y le salían perfectas. Empieza a ser ayuda de verdad y  conseguimos ser equipo.

A G estas cosas no le interesan demasiado, ni las manualidades, ni la cocina, ni chupar cucharas a hurtadillas, ni nada. A menudo para horror del movimiento feminista, B y yo andamos en la cocina trajinando y G y E, a lo suyo en el salón. Lo suyo suele ser una partida de ajedrez, o una de cartas, temas que a B tampoco le interesan en absoluto, para seguir con nuestros estereotipos.

Solo consigo atraer su atención si se trata de meter las manos en la masa, pero no cualquier masa, me refiero exclusivamente a ponernos a hacer galletas. B, sin embargo, mete sus manitas donde haga falta, si es necesario hasta el codo en la carne picada.

Pero volviendo a lo nuestro, a hornear, el mes pasado B y yo, mano a mano nos pusimos a preparar su tarta de cumpleaños y sus cupcakes. Yo ese día andaba despistada y me empeñaba en no leer el paquete de harina que estaba usando.

Preparamos la tanda de cupcakes que por primera vez se hincharon como globos, para posteriormente venirse abajo y presentar un aspecto lamentable.

-Uy! B, me parece que los cupcakes no han salido! Me he debido pasar con la levadura. Que raro!
-No pasa nada, mama! Nos queda la tarta.
-Bueno, vamos a añadirle mas harina a la masa por si acaso. 

Y sigo con mis chapuzas, un poco alucinada con la respuesta de B, que cumple 5 años, y no ha soltado ni un qué pena, ni una mueca de desilusión.

Metemos el pastel en el horno con los dedos cruzados. La tarta va mejor, sube, pero no tan rápido y parece que va haciéndose. Eso sí, hay un olor raro en la cocina y justo al final, después de cruzar mucho los dedos, mirar muy intensamente a través del cristal del horno, mimarlo y taparlo para que siga cociendo sin quemarse, la parte central del bizcocho se termina hundiendo.

- B, me parece que me ha vuelto a salir mal. No sé qué pasa, pero con este bizcocho no se va a poder hacer tu tarta.
- No te preocupes, mami, no pasa nada. Good effort! Well done today!

Y yo casi me derrito y pienso que al menos, esas palabras, esa comprensión y ese apoyo han convertido la tarde en una de mis favoritas con ella.

Para los que se queden con la intriga tarde casi 12 horas en darme cuenta que la harina ya venía con levadura y que no necesitaba añadir mas. Y B tuvo su tarta, y sus cupcakes aunque requirieron el doble de ingredientes y de tiempo...

1 comentario:

  1. Me encanta, me rechifla! Dile que la tia Miriam la acoge ya mismo! La compro con o sin lazo! :)

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