miércoles, 3 de septiembre de 2014

Hello autumn!


 Es lo mágico de viajar, que te levantas en verano y te acuestas en invierno.

Ya no me cuesta. Tras diez años lejos del Mediterráneo, tengo muy asumido que, por estas tierras, el otoño empieza en agosto.



Reconozco que en su día fue un shock. Ver caer las hojas de los árboles, ya en un tono marroncillo, en el mes que toda España cierra por vacaciones, me dejó, cuanto menos, aturdida. Incrédula.

Son temas que no es que hayas pensado, si no que das por hecho. Conexiones que forman parte de tu activo de sabiduría y experiencia acumulada a base de años deambulando por este planeta. Por un trocito, claro.

Es como si un día el limón fuera dulce. O como si al romper un huevo, la yema saliera azul y la clara verde. Así te sientes. Necesitas sacudirte y desprenderte de antiguas certezas para reemplazarlas por unas distintas.

Desde hace ya unos años, agosto también es lluvia, viento, hojas por el suelo, chaquetas, ropa inadecuada para temperaturas más bajas, frío, paraguas e incluso, incluso, si te descuidas, calefacción!

Así que aquí estoy, de vuelta, bronceada entre caras pálidas, capuchas y zapatos cerrados, luciendo blusa roja, entre negros, grises y marrones, que parece que se me va a volver alquien en el metro para decirme:

-Querida, te has equivocado de cuento!

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