martes, 16 de septiembre de 2014

El Típico Andaluz

Caminando por el paseo marítimo de un pueblito de la costa malagueña, se llega a un lugar emblemático: El Típico Andaluz.

Un bar con una terraza siempre abarrotada y colocada en una calle peatonal. Está encalada de blanco y luce coqueta en sus paredes, macetas pintadas de azul con geranios rojos. Una delicia.

Sirve los mejores jamones que he probado en mi vida. En un pispas (esto es un decir, van al ritmo de Andalucía) Javier, el propietario, te saca una degustación de jamones y, emplatando una de Guijuelo, una de ibérico dulce y la ultima de Jabugo, deleita tu paladar con unos matices que no te hubieras imaginado.

Javier saluda a E con un abrazo. Creo que es el único restaurante donde le saludan así. No se han visto tanto, ni tan a menudo, pero desde su tierna adolescencia, mi marido se ha gastado allí sus pesetucas disfrutando del jamón e impresionando distintas chicas. Incluida -por supuesto- yo misma.

Empezábamos a salir, y a la primera escapada al sur, allí me llevó. Botellita de Rioja, degustación de jamones, caña de lomo, lomo de manteca, una ensalada de tomate jugosísimo y... hasta hoy.

Este verano por primera vez ha llevado a alguien verdaderamente especial, dos personas únicas para nosotros: G & B.

Bastante emocionados fuimos de tapeo una noche, en plan expedición gastronómico-cultural:

Tenían que vivir el placer de cenar en una terraza mas tarde de las 10 de la noche, en camiseta y disfrutando del clima.

Tenían que conocer un lugar donde las patas de jamón cuelgan del techo, esperando su turno.

Tenían que contemplar el arte con que Javier va cortando el jamón y colocándolo en un plato con tal maestría que, si vuelcas el plato, no se cae el jamón.

Tenían que disfrutar del trato que se da al cliente de antaño, que se traduce en simpatía a raudales y trocitos de jamón para que vayas probando, nada mas asomar tu nariz por el mostrador.

Y tenían que coronar el plan con una caminata por el paseo marítimo, escuchando el mar, viendo alguna estrella, y saboreando un helado, de camino a casa a eso de las 11.

Ains las vacaciones!

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